18 ene 2008

Amanecer rojo y gualdo

Amanece en Amberes. Sus habitantes pasean felices y se saludan -Dios mantenga-. Un párroco y un barbero conversan vivamente junto a la estatua del duque de Alba, en la Plaza Mayor.

Así sería el mundo, hermanos imperiales, de haberse hecho realidad nuestro sueño nuclear que recientemente ha salido a la luz en un informe de la CIA. Allá por los 70 nuestro sabio gobierno comenzó a desarrollar planes para enriquecer uranio y ponernos a la altura militar de poderosas naciones como Irán, Egipto, Pakistán, o Corea.
Las armas nucleares juegan con el miedo y la disuasión, y el miedo es un arma poderosa, que nosotros –que tantas dificultades hemos superado a base de echarle huevos, con perdón- manejamos mejor que nadie. Puedo imaginar a cualquiera de nuestros presidentes con su maletín nuclear, picado –cual conductor en un semáforo de la castellana- con cualquier nación que se atreviera a quejarse cuando nos anexionáramos Alemania. Se iban a enterar de que nosotros, a la pregunta de ¿a que no hay cojones? siempre tenemos respuesta. Ríanse de Nikita Serguéyevich Jrushchov.
Pero no pudo ser. La mano negra americana asfixió nuestro último aliento de esperanza. Bueno, el penúltimo. Podemos retomar las instalaciones y el proyecto donde lo dejamos, y sustituir el uranio, para no levantar sospechas, por alubias de Tolosa, ahora que los avances biotecnológicos lo permiten. Solo queda un tema por resolver: con quién usarla primero. El que suscribe tiene sus candidatos. ¿Y vuesas mercedes?

1 comentario:

Anónimo dijo...

si quieres la paz, prepárate para la guerra, que sabios consejos intento seguir, al pie de la letra, el faro de occidente, lastima que no se pudo consumar tan osada estratégia de pacifista incomprendido.Algo inconcebible, un pueblo que había sido capaz de derrotar a los rusos al futbol y sobre todo ser bicampeones en Eurovisión, ¿cual hubiera sido su trayectoria en la carrera nuclear? y todo por un mundo mucho más pacífico.