3 nov 2007

Cachorros imperiales

Estan de enhorabuena en el Levante. Se celebra en la localidad de Cheste el Gran Premio de la Comunidad Valenciana, por lo que miles de jóvenes motorizados circulan por las calles de la capital valenciana llenando esos incómodos silencios que se producen de madrugada. ¡Pardiez que me siento en un maldito cementerio de Flandes cuando a partir de las doce de la noche no se escucha un alma! Y es culpa de esa legislación de corrupta influencia nórdica que nos obliga nada menos que a los hijos del Mediterráneo a vivir bajo la dictadura de la quietud y el silencio para que un puñado de traidores duerman. Pero gracias a este grupo de pequeños héroes disfrutamos del rugir de sus motores hasta el amanecer, recordándonos a cada vecino el sentir de la bien llamada furia española. ¿Qué hacen las autoridades? Nada, gracias al cielo. No hacen controles de medición del ruido, no requisan los ciclomotores que incumplan las normativas acústicas y de humos. Nada. Falta de interés político, de medios y de planificación. Dirán unos. Falta de efectivos de fin de semana-noche y exceso de prerrogativas en los convenios de la policía. Dirán otros. Pero no. Todo el mérito lo tiene nuestro tolerante y singular carácter, que no conseguirá jamás castrar ninguna ley injusta. Vecinos valencianos, llorad de emoción con el siguiente video y mostrad gratitud con los jóvenes patriotas que toman el testigo de nuestro legado imperial.


2 comentarios:

Lina dijo...

No quiero desaprovechar la ocasión que nos brinda nuestro querido compatriota Jeromín, de tan altos valores nacionales, no resistiéndome a dejar esta reseña de agradecimiento también. Me explico: no residiendo en Cheste, me sentía yo un poco envidiosa de los alegres y animados ratos de los que disfrutaban los habitantes de aquella locadidad. Pero pronto pasó, pues, para mi alegría, pude oir también a lo largo de las noches que duró el evento, como las motos iban y venían por la ciudad, desfilando veloces y estrenduosos, especialmente por la gloriosa Avenida del Cid (ay, el Cid ...), alegrando así también mis noches con esa jarana que me sacó de la aburrida rutina de acostarme y dormir!! Demos gracias, démoslas, que aún quedan jóvenes españoles valedores de nuestra idiosincracia y alegría de vivir.

Jeromín dijo...

Gracias, compatriota, por tu comentario. Y enhorabuena por vivir en una calle de tan glorioso nombre. Estoy contigo. No hay sonido más placentero en la noche que el vibrar de un tubo de escape amañado o el "Asturias patria querida" de un puñado de borrachos.