16 mar 2008

Lo nuestro

Estos últimos meses los lectores se habrán preguntado por la suerte de nuestras militantes plumas imperiales, que habían tornado silencio la afilada puya castellana, aséptico bisturí para todo lo indeseable que parasita esa sempiterna flor llamada España.

Honestamente. Nuestros héroes se habían retirado al Sagrado Santuario de Nuestra Señora de Covadonga, un exilio voluntario fruto del desánimo provocado por la remota distancia a la que nos encontramos de hacer realidad nuestros sueños imperiales.

Sí, queridos lectores. Tanto tiempo sin divisar tierra en el horizonte, sorteando las gigantescas y gélidas olas extranjeras, hacen mella hasta en el navío más bravo.

En el santuario -aquí se salvó Europa como universo de luz racional, libertad, humanismo y trascendencia- leyendo en alta voz, cual catecismo, Cartas a un joven español, pasábamos las horas esperando un cambio de ciclo histórico que nos devolviera el Imperio.

Pero un suceso ha conseguido espolear nuestra indignación hasta tal punto que nuestra pasividad se ha transformado en ferocidad, y nuestros poros rezuman esa furia española que tanto temen nuestros enemigos.

Rodolfo Chiquilicuatre, un digno Hijo del Imperio, es seleccionado con sabiduría por el pueblo español y ¡los medios de comunicación achacan su victoria a un fenómeno que llaman… FRIKI!

¿Por qué definir con una palabra extranjera una práctica tan española? Acaso no se acuerda nadie ya de Don Sebastián de Morra o de Don Juan Calabazas, dos bufones de tiempos de Felipe IV que hacían las delicias de la corte. En los retratos de Velázquez transmiten tal felicidad y orgullo que ¿quién mejor podría representar a España?

Gracias, Rodolfo, por hacernos volver.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias, Rodolfopor hacerle volver

Anónimo dijo...

¡Albricias, españoles de bien, albricias!
Arrebatándoselos de la búsqueda de su paz espiritual, hemos recuperado a un insigne hijo del imperio, que enhoramala sucumbió al pesimismo feroz.
¡Cuánta falta hacía su pluma para plasmar por escrito lo que tantos y tantos pensamos!
¡Qué grandes verdades trenzadas sobre el distinguido bufón!
Con VM estoy en que además de por tradición, hay que españolizar a Europa, y qué mejor modo que a través de un trovador que con su dulce melodía expanda los más puros valores de lo español.

Anónimo dijo...

Pero alma de Dios, ¿como se te ocurre leer "cartas a un joven español"?, un buen español jamás, jamás, pero que retequetejamás, se dejaría melena..., anda! vete al barbero pero ya! (verás como se te pasa)

Anónimo dijo...

¡Pardiez, es cierto! Pensé que era un efecto óptico, pero no. Es una cabellera larga pero atusada, indigna de un buen hidalgo por otra parte. Aunque bien pensado...parece el infante de la sota de bastos, que no esta mal...