25 nov 2007

Todo por la caspa

La conspiración científica extranjera, de la que ya advertimos a nuestros imperiales lectores, continúa libando el néctar de ese sublime fruto cultivado por milenios llamado España. Su ponzoña ha llegado esta vez a privarnos de una de nuestros estandartes más familiares. Tras desentrañar el genoma del hongo Malassezia furfur, un grupo de investigadores ha afirmado en la revista de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (PNAS) que ¡puede acabar con la caspa! Pretenden crear a partir de sus investigaciones un champú genético que la elimine definitivamente de las testas del mundo, incluidos nuestros buenos españoles. La primera víctima son todos los profesionales (taxistas, toreros, programadores televisivos, presidentes de clubes de fútbol…) que la portan día a día con satisfacción y dignidad y a los que esa fina película blanquecina que corona sus hombros les aporta toda la seguridad y motivación que necesitan para ensanchar, con el sudor de su frente, las fronteras ideológicas de nuestro Imperio. La segunda víctima es nuestra idolatrada lengua. Si acaban con la caspa, en dos generaciones, nuestros cachorros imperiales no recordarán su insigne significado. Y recuerden, hermanos imperiales, que es una de las palabras que forman parte del afortunado conjunto de vocablos que dan significado a nuestra nación. Tiemblo al pensar cual será la próxima víctima de esos perversos alquimistas. ¿Curarán las hemorroides? ¿Desparecerán palabras autóctonas tan singulares como almorrana? Tenemos que pararlos. Hagamos todo lo que sea necesario por preservarla. Un patriota nos sugiere una idea.

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