11 dic 2007

El Hobbit Íbero

Una vivienda vacía es un hermoso homenaje a los recuerdos. Cuando pasan más de diez años sin habitar desprenden ese olor a madera noble que despierta la nostalgia por tiempos pasados, que, por pasados, seguro fueron mejores. Y eso lo saben más de tres millones de familias españolas que tienen en propiedad viviendas vacías, como pequeños santuarios en honor de su española estirpe. La vivienda vacía es una de las tres expresiones -junto con la estepa castellana y el especulador inmobiliario- de lo que los Hijos del Imperio llamamos lo sagrado intocable.Esta singular manifestación de hispanidad tiene como consecuencia una falta de espacio para habitar que generalmente afecta a nuestros cachorros ya destetados, quienes comienzan a adquirir o alquilar pisos en grandes ciudades de nuestra nación de entre 11 y 20 metros cuadrados. Lo que sería inconcebible para otras culturas, en la nuestra se sobrelleva con un estoicismo patrio digno de reverencia. Podemos comprobar en las fotografías y en el video la habilidosa conciliación con el espacio de nuestros compatriotas. Casi se podría decir que les sobran metros. Así somos los españoles. Nuestra biología no se encuentra dentro del parámetro de la teoría evolutiva de Darwin, sino de la de Lamarck, es decir, somos pura adaptación al medio. De ahí que científicos extranjeros empiecen a hablar de la posibilidad de una nueva variante del español común: el Hobbit Íbero. ¿Qué es mejor, atacar a un sagrado intocable -el especulador inmobiliario- y con ello atacar el único pilar que sostiene nuestra envidiada economía o recibir con los brazos abiertos a nuevas variantes genéticas hispanas? La respuesta es obvia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jeromín, ojo con el lamarkismo que nos puede levar a la ruina, empezamos con los melenudos en Ibiza,allá por los 60 y acabamos aceptando como normal que las parejas de novios se cojan de la mano en los parques, mucho cuidado que el enemigo acecha constantemente y si ha sido capaz de inocular virus como el internet y otros similares puede hacernos perder nuestras esencias en cuatro o cinco siglos más.

Anónimo dijo...

Otro síntoma de las nuevas corrientes libertinas, que no liberales, que acechan nuestra solera. Admirable la actitud de la señora, con su imperial sonrisa mientras se dirige al baño. Sin embargo, la juventud grita y patalea por verdaderas mansiones de 30 o 40 metros. Impensable. Rezo por llegar a ser como los inquilinos de esta finca, españoles, imperiales y con mínimas necesidades. Se merecen una estatua (pequeña, para que quepa).