¡Mucho cuidado! Acabamos de leer la noticia de un peligroso artilugio que amenaza un derecho fundamental para los Hijos del Imperio. Tiene la capacidad de cercenar nuestra querida y bulliciosa libertad de expresión y, peor todavía, de privarnos de la práctica de nuestro demostrado amor por la tecnología (ver entrada). Se trata de un maléfico aparato llamado inhibidor de móviles, que se vende por apenas 100 euros y que permite a su usuario interrumpir las transmisiones de todos los móviles en un radio de nueve metros. Los torturadores que los compran se dedican a activarlos en el transporte público, en las consultas médicas, en los cines, etc., es decir, en todos aquellos sitios en los que tanto nos gusta hablar a los españoles de bien. O las autoridades se movilizan y legislan duras penas para erradicar esta lacra o pueden echar al traste nuestro amado estilo de vida. No puedo concebir qué sería de un tren de cercanías sin esa buena señora que habla por el móvil a voces compartiendo solidariamente sus problemas intestinales. Ni de esa cola en el banco sin el tipo que amenaza a gritos a su cliente con la ayuda de este maravilloso ingenio. Ni lo silencioso y tenebroso que sería el cine sin los divertidos politonos de los espectadores. Los españoles vivimos por y para los demás y de ahí que nos guste compartir lo nuestro con los nuestros. Nos quieren robar eso para darnos ¿qué? ¿privacidad? ¿razonables diálogos? ¿apacibles silencios? ¡Que se vayan a un cementerio si quieren silencio! Estemos alerta pero no temamos. Nuestro hispánico tono, timbre y volumen de voz permite comunicaciones a distancia sin necesidad de móviles, aunque echaremos de menos sus entrañables y oportunas melodías.
2 dic 2007
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1 comentario:
Señores: debemos empezar ya esta guerra. No cabe demora alguna, créanme. Estoy estos días en la ciudad condal. Anoche fuí al teatro, a rememorar un clásico: nuestra querida compañía de teatro de revista "La Cubana" representaba de nuevo su famoso espectáculo "Cómeme el coco, negro". ¡Pues no sonó ni un sólo móvil en toda la función!!! privando así a los actores de demostrarnos su capacidad de improvisación, incorporando a los diálogos unas ingeniosas frases para agradecer al espectador su aportación a la obra con una buena melodía. Enfín, que ni los actores de teatro van a tener ya oportunidad de lucirse con semejante artilugio... una pena.
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