Según el informe PISA 2006, informe resultado del programa de valoración internacional de estudiantes realizado por la OCDE, nuestros cachorros imperiales ocupan la posición 26 del mundo en ciencias, repitiendo el ignominioso resultado de las pruebas de 2003. Estamos por debajo de naciones de nombres extravagantes como Eslovenia, Estonia o Croacia, cuando la única posición que debemos ocupar para hacer honor a nuestro destino en lo universal es la primera. La madre patria nos ha dado genios que han inventado desde el autogiro (Juan de la Cierva), hasta la fregona, pasando por el chupa-chups. No tiene sentido. Si nuestros escolares tienen la tradición y genes hispanos… ¿qué les pasa ahora con las ciencias? Creo haber hallado la respuesta en la celebración del quinto centenario del nacimiento del ilustre militar, cosmógrafo, marino, explorador y religioso español, Don Andrés de Urdaneta (30 de Noviembre de 1508). Gracias a su saber en ciencias e intelecto, pudieron nuestros ejércitos cubrir las rutas a través del océano Pacífico desde Filipinas hasta Acapulco. Entonces me pregunto: si hoy la información es más accesible y las condiciones de vida más benignas ¿cuál es el motivo del pobre interés de nuestra juventud por las ciencias?. Indudablemente, la motivación. No olvidemos que Don Andrés estaba al servicio de los -siempre presentes en este diario- emperadores Carlos V y Felipe II, y que participaba de la noble causa de ensanchar las fronteras del Imperio. Pues sirvámonos entonces de las letras para mostrar a nuestros vástagos las glorias del Imperio, y a ver si así entran mejor las ciencias.
3 dic 2007
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